Declaración de insolvencia: un primer paso para cancelar tus deudas
La definición legal de declaración de insolvencia, según se recoge en la Ley 22/2003, es la situación en la que una persona física no puede afrontar sus deudas. Como es lógico, tienen que darse una serie de requisitos, como que se demuestre que esto es así, que la persona no tiene bienes con los que saldar la deuda y que no se niega a hacerlo.
El poder llevar a cabo una declaración de insolvencia permite que una persona se pueda acoger a la Ley de la Segunda Oportunidad, lo que puede conllevar la cancelación de sus deudas.
¿Qué supone declararse insolvente?
Esta situación se da cuando una persona no puede hacer frente a sus deudas, pero debe existir la intención de hacerlo. La declaración de insolvencia no es una situación de morosidad, ya que una persona insolvente quiere pagar sus deudas, pero no puede por falta de liquidez o por la imposibilidad de acceder a financiación para ello.
Por el contrario, una persona morosa no abona sus deudas, pero tampoco tiene intención de llegar a un acuerdo para pagarlas y solucionar la situación de impago.
Cabe puntualizar que existen dos tipos de insolvencia. Una es la insolvencia actual y que, como su nombre indica, no permite afrontar las deudas que se tienen en la actualidad. Y, por otro lado, está la insolvencia inminente. En este caso, la persona afectada se anticipa a los hechos y prevé que no podrá hacer frente a sus pagos a corto plazo. Tanto en un caso como en el otro, es posible acogerse a la Ley de la Segunda Oportunidad.
¿Qué requisitos hay que cumplir para declararse insolvente?
La principal condición para poder llegar a este punto es no contar con liquidez ni bienes para poder afrontar las deudas ya que, de lo contrario, se podría decretar un embargo judicial. Otros de los requisitos son que la deuda no supere los 5 millones de euros y que se haya intentado abonar de todas las maneras posibles.
La declaración de insolvencia se ha de demostrar ante los tribunales, no basta con afirmarlo. Es necesario aportar pruebas de ello, además de cumplir con otras condiciones. Por ejemplo, una persona no se puede declarar insolvente si anteriormente ha resultado culpable de un concurso de acreedores o si ha incurrido en algún tipo de delito con Hacienda o la Seguridad Social. Tampoco se pueden tener antecedentes penales ni haber recurrido a la Ley de la Segunda Oportunidad en los diez años anteriores a la declaración de insolvencia.
¿Qué efectos tiene una declaración de insolvencia?
Cuando se produce un impago y se acumulan deudas, lo más frecuente es que los acreedores tomen medidas legales para proceder al embargo de los bienes e ingresos del deudor. Al iniciar esos trámites, el deudor suele ser incluido en las llamadas listas de morosidad, lo que le impide acceder a financiación o préstamos que le permitan saldar las deudas.
Si el deudor no cuenta con bienes embargables con los que afrontar las deudas, puede iniciar los trámites para hacer una declaración de insolvencia, pero es importante tener en cuenta que esto no elimina su obligación de saldar sus deudas pendientes, salvo que pueda acogerse a la Ley de la Segunda Oportunidad. Gracias a este mecanismo legal, las deudas sí que se pueden condonar en parte o, incluso, en su totalidad.
¿Qué pasos tengo que seguir para declararme insolvente?
Ya hemos explicado qué significa declararse insolvente y los requisitos que se han de dar para poder hacerlo. Ahora hablaremos de los pasos que hay que seguir para ello.
Contar con ayuda profesional
El primer paso es contar con ayuda profesional de expertos en el tema, ya que es un proceso complejo y cualquier fallo puede provocar que no se pueda completar el procedimiento o que se declare nulo.
Iniciar el acuerdo extrajudicial de pagos
Para empezar, se debe iniciar un acuerdo extrajudicial de pagos, un procedimiento por el cual se intenta llegar a un acuerdo con los acreedores para negociar la deuda. Es importante demostrar la buena fe y que realmente se quiere saldar la deuda, pero que no es posible por falta de medios económicos para ello.
El acuerdo extrajudicial de pagos suele ser una opción beneficiosa, ya que evitar entrar en procesos legales muy costosos tanto en tiempo como en dinero. En resumen: el primer paso es reunirse con los acreedores (particulares o empresas) para intentar renegociar la deuda e ir saldándola.
Procedimiento judicial
Si no se llega a un acuerdo extrajudicial de pagos o el deudor sigue sin poder afrontar los pagos, se puede iniciar el procedimiento judicial para intentar condonar las deudas. Lo primero es acudir a un Juzgado de lo Mercantil para presentar la declaración de insolvencia, para lo que es necesario adjuntar toda la documentación de la que se disponga para demostrar la situación y que no se pueden saldar las deudas por imposibilidad, no por falta de voluntad.
El caso ya estará en manos de la justicia y será el juez quien tenga que valorar la situación en detalle para comprobar si la declaración de insolvencia es tal y como se argumenta. Si todo es cierto y se demuestra que el deudor es insolvente, el tribunal puede solicitar la cancelación de las deudas.
¿Se pueden cancelar todo tipo de deudas tras una declaración de insolvencia?
Una vez que se inicia el proceso de declaración de insolvencia, el juez es quien debe valorar cada situación en concreto. Pero existen algunas deudas, como las contraídas con la Administración Pública, como con Hacienda o la Seguridad Social, que normalmente no se suelen incluir en estos casos, aunque ya se han dado algunas sentencias, al contrario que han abierto la puerta a otras soluciones.
En el caso de deudas derivadas del impago de una pensión de alimentos a un hijo o a una ex pareja, el juez estudiará cada situación de manera individual, ya que por norma general es complicado que se puedan acoger a la declaración de insolvencia.